jueves, 20 de marzo de 2014

Gracias.

Hoy es un día cualquiera para agradecerte todo lo que haces por mí. Porque no hace falta que sea una ocasión especial para escribirte todo lo que pienso y que nunca digo.
Quizá porque no me sale decirlo a la ligera, pero voy acumulándolo todo en la memoria.
Y quizá pienses que soy una cursi, pero me da igual, este es el mejor sitio para poder serlo, porque a la cara no me sale.
Gracias, primeramente, por dejarme conocerte como lo hago. Por haber podido entrar en tu vida (hace casi un año ya). Yo, que te veía tan inaccesible. Agradecerte como fue sucediendo todo, la amistad que poco a poco fuimos comenzando y que ahora continuamos.
Gracias por poder pasar tantísimo tiempo contigo. Tantas horas al día, casi todos los días de la semana. Por hacerme sentir segura, hacer que me valore un poquito más. Por estar a mi lado casi todas (por no decir todas) las veces que lo he necesitado. Cuando he necesitado un abrazo, desahogarme o llorar.
Y no sólo fue amistad. Gracias por eso también. Hubo buenos días de besos, en los que me hiciste todo lo feliz que podría haberlo sido entonces. Y aunque te fallé de la peor manera posible, te juro que fue la única manera que encontré de no hacerte el daño que inevitablemente te hice.
Yo jamás voy a poder perdonarme por aquello, pero sin embargo, tú lo hiciste. Hiciste mucho más de lo que deberías haber hecho. Pusiste buena cara cuando por dentro estabas hundido. Incluso me ayudaste cuando yo creo que ni merecía que me hablaras.
No fue un buen momento para empezar lo que empezamos en diciembre. Pero de todo se aprende y de eso yo aprendí mucho. Aprendí que hay que tomarse las cosas con calma, pensarlo todo bien antes de hacerlo. Aprendí que tengo que tener más ojo, saber cuándo alguien merece la pena y cuándo no, y a lo que tengo que estar dispuesta a renunciar por ello. También he aprendido que hay personas que por mucho que quise me  hicieron más mal que bien y que personas verdaderas (como tú dices) te vas a encontrar a cinco o seis, no más. Te perdí a ti en cierta manera, cuando pude tenerte de la mejor de todas.
Ahora que lo veo desde lejos saco conclusiones que en diciembre o en enero yo no pude sacar.
Y todo esto no tiene ninguna intención, pero creo que quizá no te dejé lo suficientemente claro lo mucho que siento por todo lo que te hice pasar. Porque cuando te miro pienso que te hice daño y me odio, pero aún así me abrazas y sé que pocas personas me van a dar cariño tan sincero como el tuyo.
Tú eres mucho más de lo que yo nunca he podido pedir, en todos los aspectos. Eres una de mis personas favoritas en el mundo entero. Y estoy en deuda contigo porque me perdonaste cuando ni yo misma me habría perdonado, me contestaste cuando los motivos para bloquearme eran muchos y porque deseaste que yo fuera feliz a pesar de todo. Antepusiste mi felicidad a la tuya y eso es quererme de verdad.
Posiblemente me queden mil cosas que agradecerte, pero también quiero decirte que me vas a tener aquí siempre que lo necesites, siempre que estés mal y notes que no le importas a nadie, acuérdate de mi.
Que aquí tienes a una amiga (especial espero) dispuesta a hacer todo lo que pueda por ti y a quererte como pocos saben hacerlo.
Te quiero mucho.

1 comentario: